miércoles, 24 de septiembre de 2008

La Tumba- By Kràtos

Desperté sofocado, casi sin poder respirar, una amplia oscuridad dominaba mi visión, intenté moverme, sólo para chocar contra algo, a mi derecha, a mi izquierda, sobre mí. Estaba literalmente encajonado, a oscuras y para colmo de males una sed tan intensa como la vida se adueñaba de mis entrañas.
Palpé nerviosamenta a mi alrededor, sólo para notar que escapatoria no tenía. Extrañamente fui retomando una calma imperecedera, la visión se fue aclarando de a poco, a pesar de que nada de luz entraba por rendija alguna, podía oler la humedad reinante por doquier, creí comprender que en un rapto de brillantez científica (cosa demasiado común en nuestros tiempos) me habían enterrado vivo...
Mi frustración por el encierro se transformo en enojo, golpeé la tapa del rústico barco de almas, y comenzó a caer tierra sobre mi torso, humeda y caliente al mismo tiempo, fría y seca por todos lados, éramos uno.
Casi sin dificultad escapé del malsano sitio, pensando en mi rubicunda venganza sobre los especialistas que decidieron que había fallecido, o en el terrible susto que podrían llevarse mis amigos al verme...en realidad no tenía amigos, pero el sólo hecho de asustar a alguien me resultaba obscenamente divertido.
Noche cerrada en la aldea, el ambiente era como en esas películas bizarras de bajo presupuesto que tanto me gustaban, tormentosa la noche, el viento movía mi vestimenta; mis sentidos estaban más que despiertos...hasta que me cruzé con ella, podía ver sus movimientos aún antes que los hiciera, un hilo rojo recorría su cuerpo de punta a punta, a veces retorciendose en pequeñas madejas, a veces siguiendo una línea un poco mas grande que las anteriores.
En ese momento, cuando caí sobre su cuello comprendí la cruda realidad (aunque no menos deliciosa, en relalidad ambas, la realidad y la sangre...) entendí el porqué de mi entierro, la fuerza que me acompañana, el despertar de mis sentidos...era un vampiro.

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