miércoles, 3 de diciembre de 2008

Sombras suele vestir

Con el procedimiento de Propp crear un cuento que respete el orden y las pautas del cuento clásico.

Sombras suele vestir

por Gastón Acevedo Gayraud.

Una dichosa familia de campesinos que vivía en el cantón alemán al norte de Suiza es anoticiada que la hermana del padre, quien se hallaba en Viena, estaba con su salud muy deteriorada.

La noche misma de la noticia, el padre y la madre deciden reunir a sus tres jóvenes hijos para comentarles lo estaba sucediendo con su tía.

Elmer que tenía 19 años, Elizabeth, la mas rebelde y haragana de 17 y Friedrich de 14, se reúnen expectantes luego de acomodar los utensilios y dejar lista la mesa para la cena. El padre les relata la situación de la tía Helga, y propone que Elizabeth viaje a cuidarla ya que Helga tanto la apreciaba. Además eran conscientes que de esa manera su hija quizá podría mejorar su comportamiento y así madurase de una vez.
Ella, sorprendida, siente temor y a la vez intriga por conocer la ciudad y las novedades del mundo.

Al día siguiente subida a un carro conducido por un campesino vecino y de confianza para la familia, emprende el viaje. Antes de despedirse, la madre le advierte que tenga cuidados especiales durante el viaje y se comporte como una verdadera dama ya que se decía que algunas jóvenes de la comarca habían desaparecido misteriosamente en sus viajes a la ciudad. Despide a sus hermanos y a su padre con la ilusión de saber que le espera un mundo por descubrir.

Unos cientos de kilómetros más delante, el campesino le propone un descanso en una posada. Ella acepta y siente oportuno para llevar a cabo una de sus tretas. Siendo de noche bien entrada cuando el hombre decide recostarse y queda profundamente dormido, ella, enfundada en su capucha oscura, se escapa y se las ingeniga para continuar el viaje sola. La luna llenaba la noche de brillos y sombras y de tanto en tanto veía algunas luces que le hacían sospechar qué clases de lugares estaría atravesando. Luego de varias horas de andar, cansada, descubre una vertiente y aprovecha para descansar y tomar agua. Mientras lo hace, nota una casa cerca de aquel lugar, de cuya chimenea salía humo con olor a madera recién encendida. Acercándose al lugar siente movimientos extraños y formas en el bosque que no distingue con claridad. Estaba cerradamente oscuro. Deteniéndose frente a la puerta de la casa, a punto de golpearla, esta se abre repentinamente y una anciana muy delicada le emite una sonrisa amigable desde adentro.

Mientras, el campesino que fue abandonado en la posada, llega a la casa de Elizabeth e informa a la familia la desaparición de la niña. Próntamente Elmer sale en su búsqueda haciéndose responsable de encontrar a su hermana cuestionando su irresponsable actitud. Monta en su caballo y recorre a bravo paso el camino, preguntando a cualquier persona a su alcance por Elizabeth, sin conseguir respuesta certera.Al llegar a la posada donde su hermana había dejado al campesino, conoce a Seineldín, el mago bueno y luego de relatarle el suceso, éste le entrega un pañuelo con una piedra de cuarzo que resplandecía diciéndole "Joven, esta piedra noble te será de utilidad cuando tus ojos no puedan percibir… Además puede protegerte de ciertos encantamientos". "Gracias mago bueno" responde Elmer y emprende nuevamente su camino. Se ponía la tarde y largas sombras hacían tenebrosa la ruta entre bosques y cornisas. Cuando siente un profundo apetito, se detiene a un costado del camino sobre el bosque y come unas frutas que su madre le había guardado. Mientras descansa y siendo de noche, observa que su caballo estaba inquieto y descubre que un haz de luz que sale de entre el pañuelo que el mago le había entregado. Al abrirlo, un resplandor alumbraba todo su entorno. Con ese radiante talismán, va en busca de un poco de agua ya que escuchaba el ruido de una vertiente cercana. Así llega al mismo lugar que Elizabeth había estado un día y medio antes.

La piedra brillaba con mucha intensidad y en ese momento advierte que una sombra se mueve cerca y en su búsqueda, se acerca a la casa donde también había llegado su hermana. Guarda el cuarzo para que todo se vuelva oscuro y poder mirar a través de las ventanas. Al asomarse ve a una anciana en su mecedora y a su lado yaciendo una figura que era como humana, envuelta en una capucha oscura. No lograba distinguir mucho más, pero por un reflejo en la ventana opuesta, vislumbra unos ojos blancos que lo asustan y sospecha que algo raro sucede en ese lugar.
Rápidamente examina la forma de entrar sin ser visto y al darse vuelta ve que el bosque estaba mas espeso y negro que nunca. Sacando de su bolsillo la piedra, descubre que está rodeado de sombras, casi espectros, que deambulaban sin sentido, haciendo de ese lugar algo terrorífico. Eran formas humanas. Solo se entreveían ojos blancos, opacos, sin mas detalle que ese. Agitando el cuarzo, iluminando con mucha intensidad logra que las sombras se escurran entre árboles y como de un soplido, se transforman en humo e ingresan por la chimenea dentro de la casa.

Con la habilidad de un piquero, desenfunda su cuchillo, esconde el cuarzo y al acercase a la puerta antes de irrumpir violentamente, ésta se abre sola y se da cuenta que la mecedora estaba vacía, pero la otra figura seguía estática en el mismo lugar. Mientras daba pasos lentamente acercándose a la silueta oscura, la puerta se cierra violentamente y se apagan las pocas velas que alumbran el ambiente. Es ahí cuando la forma que tenía delante de él empieza a girar sobre sí misma y distingue que detrás, había muchos espectros mas. Con un movimiento sutil pero rápido, destapa su piedra mágica y con un chillido macabro, las sombras se funden todas en la anciana que vió por la ventana. La figura delante de él, que permanecía inmóvil, era Elizabeth, víctima de un encantamiento. La vieja bruja logra hacerse humo al ver que no funcionan ninguna de sus palabras mágicas para atacar al joven Elmer y se fuga volando, rompiendo la ventana. De un tirón le saca la capucha que oscurecía a Elizabeth y ella se desvanece sobre el suelo. Su color pálido espectral y sus ojos blancos denotaban que estaba en proceso de convertirse en sombra. Elmer procura levantarla y cargarla en su hombro para sacarla de ese lugar horroroso. Corre hacia el caballo iluminándose con la piedra de cuarzo. De la bruja ni rastros. Ya de regreso, al pasar por la posada, busca al mago para que intente recuperar a su hermana del hechizo antes que sea demasiado tarde. El mago pasa sus manos por la frente de Elizabeth y pronuncia palabras en un idioma extraño. Elizabeth lentamente vuelve a recobrar su color rosado y sus ojos vuelven a ser turquesa. Entonces el mago le cuenta la historia de la bruja de las sombras, de su afán por encantar doncellas para obtener mas poder y subsistencia, apoderándose de sus almas y usándolas como atavío. Ambos agradecen a los posaderos y especialmente al mago. Elizabeth, aún con pocas fuerzas, jura que nunca mas volverá a hacer tonterías como esa y parten hacia la casa de sus padres. Unos kilómetros antes de llegar, ven que una dama bien vestida, estaba detenida sobre el camino con sus bueyes y su carreta rota. Sin dudarlo Elmer, acude en su ayuda mientras la joven se queda con el caballo. Mientras ayudaba a la señora a atar una de las barras del tiro que empujaban los bueyes, la mujer golpea al joven con una piedra en la cabeza y él cae a sus pies. Elizabeth al ver que lo que sucedía, toma valor y fuerzas y conduce velozmente al caballo haciendo que la patee fuertemente dejándola malherida a unos metros del lugar. Ella reconoce a la bruja, que había adoptado una nueva apariencia. Mientras Elmer, dolorido, se recuperaba, su hermana había envuelto y atado a la mujer entre dos capuchas. Deciden llevarla al mago Seineldín.

El mago que todavía estaba junto a otras personas en la posada, asombrado al verlos nuevamente y luego de saber la hazaña de los hermanos, los invita a que vayan al palacio del Rey Oskar con la bruja agonizante para que sea condenada. Al llegar y dar noticia al rey de la peripecia, éste, maravillado por tal valerosa acción, habiendo liberado a la comarca del acecho de ese ser tan monstruoso, y teniendo en cuenta que su hija mayor había sido víctima de la misma bruja unos años antes, éste decide concederle a Elmer la mano de su hija menor, la princesa Barbarella,. El joven, que había sido un campesino toda su vida, es instruído por una corte especial que lo prepara para su vida en el palacio. También le conceden asesores de imagen y vestuario y llaman a Valentino, el sastre del rey, para que le confeccione atuendos a medida. A su disposición estaban algunos lacayos para cada una de sus apetencias y es nombrado Director de Seguridad y Prevención de toda la comarca. A la bruja se le confiscan sus bienes y luego es ahogada en el río mas profundo con botas de plomo.

Al casarse con la princesa, se transforma en príncipe y futuro rey del cantón. Su familia es acomodada y reciben cientos de hectáreas para la explotación forestal y la cosecha de soja. La tía Helga muere en soledad dejando su fortuna a Elizabeth, quien se convierte en burguesa empresaria y se dedica al tráfico de negros del Africa. El mago Seineldin es nombrado asesor de la corte y se dedica a la magia negra y la brujería, para encantar campesinos y expropiarlos de sus tierras por ignorantes. Se cambia el nombre y se hace llamar Martin de Oz y le crecen las orejas.

Colorín colorado… este cuento se ha terminado.


Moraleja: No hay bien que por mal no venga.

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